La situación de las economías regionales en Argentina se torna cada vez más crítica, generando una creciente preocupación entre productores y entidades del sector agroindustrial. Muchas cadenas productivas arrastran un año completo de caídas sostenidas. Tal es el caso de la yerba mate y el vino, que ya acumulan doce meses consecutivos en contracción, mientras que otros sectores como el algodón, la industria forestal, los granos y la lechería también transitan un panorama delicado, sin lograr salir del estado de alerta.
Un relevamiento realizado al finalizar el primer trimestre del año reveló un diagnóstico alarmante: de 19 sectores evaluados, 7 se encuentran en crisis severa —con el semáforo en rojo—, 10 en estado de alerta —color amarillo—, y apenas 2 muestran signos de crecimiento, representados en verde.
Las causas principales de esta crisis están ligadas a la pérdida de rentabilidad. En muchos casos, los precios que reciben los productores no solo no acompañan la inflación, sino que también quedan muy por detrás del aumento de sus costos operativos. En los sectores “en rojo”, se advierte una marcada desactualización de los valores de venta, mientras que los “amarillos” sufren una demanda deprimida y precios que no logran equiparar el contexto inflacionario. Solo algunos sectores, con mejores precios relativos y costos controlados, muestran un leve repunte.
Desde Coninagro, entidad que representa a las cooperativas agropecuarias, advirtieron que la situación requiere atención urgente, ya que lo que está en juego no es solo la economía de una región, sino el arraigo de miles de familias en sus territorios.



