Bolivia atraviesa una de las peores crisis climáticas de su historia debido a las intensas lluvias que han golpeado al país con una fuerza sin precedentes en las últimas cuatro décadas. El desastre ha dejado un trágico saldo de 52 personas fallecidas y más de 450.000 familias afectadas, generando una emergencia nacional.
Las precipitaciones han azotado los nueve departamentos del país, aunque los mayores estragos se han registrado en La Paz, Chuquisaca, Cochabamba, Santa Cruz y Potosí. En estas regiones, miles de comunidades han sufrido daños severos, con viviendas destruidas, cultivos anegados y poblaciones enteras aisladas por el colapso de puentes y carreteras.
Las autoridades han desplegado operativos de rescate y asistencia humanitaria para socorrer a las familias damnificadas, mientras que organismos internacionales observan con atención la magnitud del desastre. La situación ha puesto en evidencia la vulnerabilidad del país ante fenómenos climáticos extremos, resaltando la necesidad de medidas urgentes para mitigar sus efectos y fortalecer la infraestructura frente a futuros eventos de esta magnitud.



